Sunday, May 10, 2015

La virgen y el mariachi


Esta es la segunda imagen que hago de la virgen y el mariachi. 
La imagen anterior, por si sola, no transmitía el mensaje que tenía en mente. Este nuevo dibujo en su composición refleja mejor mis pensamientos, pero aun estoy aprendiendo a usar pasteles y hacer gestos y rostros es muy difícil con este material. Es por eso que la cara de la virgen no es lo mejor de la pintura, aunque todo el enfoque se dirija allí.

Cuando vivía en México y era una adolescente (creo que ya se me quitó?), recuerdo haber tenido un aborrecimiento y odio por la virgen que bordaba en la misoginia. Para mí, la virgen representaba la imposición del colonizador, la mujer que reemplazó a Tonantzin, la mujer que continúa engañando al pueblo de México, impidiéndoles pensar y rebelarse contra la opresión de la iglesia.

Reflexionando un poco más en la manera en que este odio a la virgen no es un fenómeno separado de mi resentimiento hacia mi madre, o hacia otras mujeres y la feminidad que no cuestionan, me di cuenta que no necesito enfocar mi desdén o mi frustración en estas mujeres que no son el origen de mi propia experiencia dolorosa y del daño emocional y psicológico que viene de la separación familiar, el sentimiento alienante de no seguir la prerrogativa de lo que significa ser mujer, y la culpa de la iglesia y el Catolicismo de promover la colonización y el machismo.

La misoginia puede existir entre las mujeres. De hecho, en este sistema capitalista patriarcal, todos tomamos actitudes misogenas como algo natural o como mecanismo para expresar otras frustraciones. Hasta que no encontremos la raíz de nuestra misoginia, seguirá ahí, actuando como instinto, hiriendo y separando mujeres de mujeres y hombres de mujeres.

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